La ortodoncia no tan sólo tiene una finalidad estética, sino también a nivel funcional y de salud. El objetivo de la ortodoncia es conseguir una bonita sonrisa y unos dientes alienados que cumplan correctamente su misión al morder y masticar. Y esto conlleva mejoras en la calidad de vida: a la hora de comer, de digerir los alimentos, de la higiene dental o incluso a la hora de hablar o de relacionarse con los demás.
Cuando una dentadura encaja mal porque sus piezas están mal colocadas, provoca alteraciones que van desde dolores de cabeza, a problemas al masticar, dolores de mandíbula o incluso caries, ya que es más complejo realizar una higiene correcta en los dientes mal posicionados. Tras el tratamiento de ortodoncia los dientes ejercerán mejor la función de masticación, podremos mantener una higiene más completa y evitar así enfermedades de las encías o caries.
La mejora de salud no solo se limita a la boca, sino que se extiende al resto de órganos ligados a ella. El aparato digestivo es uno de ellos. Si los alimentos no son masticados e ingeridos como debe ser al inicio de su tránsito por el cuerpo, el proceso de digestión no finaliza bien y esto repercutirá en el estado de salud general. Otra de las mejoras de la calidad de vida de las personas que usan ortodoncia tiene que ver con el aparato fonador. La recolocación y alineación de las piezas dentales puede ayudar a mejorar la pronunciación y facilitar la comunicación con los demás.
Además, los beneficios estéticos que aporta la ortodoncia tienen una vertiente psicológica. Muchas personas con dientes mal alineados los esconden y no quieren sonreír en público para no mostrarlos. Gracias a la ortodoncia, lucir una bonita sonrisa ayuda a recupera la autoestima y la seguridad en las relaciones personales y sociales.