La sedación consciente, que se aplica en procedimientos médicos o dentales, es una combinación de un medicamento que ayuda a relajarse, como el sedante, y otro que ayuda a bloquear el dolor, como el anestésico.
Cuando se aplica este tipo de sedación, el paciente permanece despierto durante el procedimiento dental, pero quizás no pueda hablar. La sedación consciente permite una recuperación más rápida, un retorno más fácil y llevadero a las actividades cotidianas después del procedimiento.
El odontólogo le suministrará sedación consciente en la Clínica dental para llevar a cabo el procedimiento dental y el efecto del medicamento desaparecerá rápidamente, por eso suele utilizarse en procedimientos sencillos, cortos y breves.
En odontología es muy común utilizar la sedación antes de realizar un tratamiento en niños, personas muy temerosas de los procedimientos dentales o incluso en pacientes discapacitados.
El medicamento se suministra a través de una vía intravenosa, en una vena, o una inyección intramuscular. A continuación, empezará a sentirse relajado y soñoliento muy rápidamente. Si el medicamento se suministra por vía oral los efectos tardan más en aparecer, aproximadamente 30 minutos. Es posible que usted llegue a dormirse durante el proceso pero despertará fácilmente y después de la sedación consciente puede ser que no recuerde demasiado sobre el procedimiento que se le ha practicado.
La sedación consciente está indicada para pacientes que necesitan, por ejemplo, una cirugía menor o un procedimiento de prótesis dental. La sedación suele ser efectiva y normalmente es segura. Hay muy pocos riesgos, pero puede haber casos en los que le administren demasiada cantidad de medicamento y pueda tener problemas con la respiración. En cualquier caso, sólo profesionales de la salud cualificados pueden suministrar la sedación consciente.
Tras la sedación usted será capaz de volver a su casa en 1 o 2 horas, tras el procedimiento y podrá retomar sus actividades cotidianas al día siguiente.