Ha llegado un momento en nuestra sociedad en el que ya no nos conformamos con tener los dientes sanos y bonitos, sino que además queremos que lo parezcan, y no solo en un momento determinado o al final del tratamiento, no , queremos tener la mejor sonrisa en todo momento, en todo instante.

Por ello, la odontología se reinventa cada día en busca de nuevas vías de mejora de la estética de las personas sin dañar mucho su imagen durante el tratamiento en cuestión y ello ha hecho que la ortodoncia, una de las mejores formas de reestructuración de la estructura ósea haya buscado nuevas alternativas.

Y es que una de las cuestiones fundamentales era que durante los meses que el paciente tenía que llevar la ortodoncia en sus dientes la imagen estética de éste se veía perjudicada de manera importante.

Así, han ido apareciendo nuevas alternativas, destacando los brackets linguales.

¿Qué son los brackets linguales?

El funcionamiento de esta ortodoncia es muy similar a la ortodoncia tradicional, aunque tiene la ventaja de que es mucho más estética y permite al paciente llevar una vida más o menos normal en todo momento.

Los brackets son mucho más pequeños y se colocan en la parte trasera de los dientes, es decir que no son visibles. Gracias a su menor tamaño no se producen rozaduras ni llagas y gracias a su colocación el paciente puede seguir con el tratamiento sin que su vida social se vea alterada de ninguna de las maneras.

Como principal desventaja de estos brackets linguales podría estar el hecho de su mayor complejidad en comparación con la ortodoncia tradicional en materia de ajustes con el tiempo. Sin embargo, la inmensa mayoría de los especialistas ya están debidamente formados en este tipo de ortodoncia y no les plantean mayores dificultades.

En definitiva, es una manera de conseguir corregir nuestra sonrisa con una ortodoncia que nos ofrece la libertad de poder seguir llevando nuestra vida normal, sin que el resto de nuestro entorno llegue incluso a saber que estamos inmersos en este tipo de tratamiento.