En la actualidad, las personas, sobre todo los adolescentes, somos propensos a seguir cualquier tipo de moda sin pensar en las consecuencias que puede conllevar. Patrones de belleza, estilismos incontrolados, tatuajes, dietas alimenticias… Y, de entre las existentes, los piercings orales son realmente populares. Aunque las piezas puedan servir para definir la identidad de una persona, también pueden tener graves consecuencias sobre su salud oral. La verdad, los piercings orales aumentan el riesgo de varios problemas dentales.

Una vez colocado el piercing, uno de los hábitos más perjudiciales es jugar con él. No es extraño observar a pacientes que remueven su perforación con la lengua, que lo llevan hacia el paladar o que lo estiran del labio. Aunque en la mayoría de ocasiones es una práctica inconsciente, jugar con el piercing oral es un verdadero riesgo para los dientes, pues pueden fracturarse al entrar en contacto con la pieza. De hecho, se han registrado numerosos casos de fracturas que han sido provocadas por perforaciones en el área bucal.

Por otro lado, numerosas son las personas que deciden colocar su piercing oral en el frenillo. Aros y palos que lo traviesan son símbolo de la moda actual, algo que también actúa en contra de la salud de nuestros dientes. Es sabido que el frenillo está bastante cerca de la línea de la encía de los dientes frontales, tanto superiores como inferiores. Al agregar una pieza de aluminio en la zona, puede dañarse tanto el tejido como la propia encía y provocar recesión gingival. A corto plazo, los riesgos más frecuentes son el dolor, las lesiones nerviosas, la inflamación y las hemorragias cuando se lleva a cabo la perforación. Pero las complicaciones del piercing oral no se acaban aquí.

Aunque los riesgos citados son los más comunes, también existen algunos que pueden aparecer a largo plazo. La hiperplasia tisular o repetida irritación de la mucosa, el desgaste progresivo del esmalte, la recesión gingival debido al roce constante del metal y el aumento del flujo salival son problemas tardíos que pueden surgir como consecuencia de la perforación. Además, también puede producirse halitosis por la dificultad de llevar a cabo una higiene oral adecuada y completa.

Para evitar las complicaciones expuestas, desde Clínica Dental Zendrera aconsejamos a nuestros pacientes con piercing oral que visiten su dentista de forma regular, para así controlar la salud bucal del paciente y evitar los riesgos. Sin embargo, como la mejor de las soluciones es la prevención, lo ideal sería no caer en la moda de las perforaciones.

Desde la antigüedad, los piercings orales han definido la apariencia de algunas personas y, a medida que han pasado los años, la práctica ha ido ganando adeptos. Aunque puedan parecer muy estéticos, antes de seguir la moda debemos asegurarnos de los riesgos que puede conllevar.